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Insights

Orgullo es Democracia

Region(s)

Type

Commentary

Author(s)

Andre Rivas
Public Release Date

Esta publicación invitada fue escrita por Andre Rivas, miembre del Comité Consultivo del programa LBQ Connect de Outright International. Rivas es una lesbiana no binaria y presidente de la Asociación de Familias Diversas de Argentina (AFDA). Outright le pidió a Rivas que reflexionara sobre el significado del Orgullo en Argentina y la reciente elección de un presidente antidemocrático y anti-género.

Orgullo es Democracia

Esta marcha del Orgullo en Argentina tenía una relevancia histórica y crucial: se cumplían 40 años de la recuperación de la democracia, de manera ininterrumpida y al mismo tiempo nos encontrábamos marchando a semanas del balotaje presidencial donde una de las opciones a candidato presidencial era Javier Milei, de La Libertad Avanza. Representante de la ultraderecha anti-género, negacionista del terrorismo de Estado que sucedió en Argentina y que desde su plataforma propone retrocesos a nuestros derechos y existencias.  Parte de su campaña se basó en discursos de odio que incrementaron las violencias hacía nuestra comunidad. Me fue imposible no recordar los años que viví en la dictadura que tomo el poder en Argentina durante 1976 a 1983, sin poder elegir, con miedo, cuando cortaban la luz en mi barrio y mi mamá me pedía que me quedara quieta y en silencio: en ese momento los militares buscaban gente para secuestrar y hacerla desaparecer. 

Este momento me encontró reclamando el orgullo de quienes en 1992 en la primer Marcha vencieron el mandato de la vergüenza y nos convocaron a todes a ser una comunidad; nuestra bandera  es  la bandera política del orgullo, recordando, como decían elles,  que “En el origen de nuestra lucha está el deseo de todas las libertades”. En este contexto, había que llevar nuestra bandera y orgullo, para denunciar a la extrema derecha que a través de la violencia política y los discursos de odio que atacan los derechos alcanzados por nosotres. Por eso en esta marcha dijimos que el orgullo es democracia y es también defender un país para todes, justo y soberano.

Antes de comenzar a marchar le rendimos homenaje a las Madres de Plaza de Mayo, vino a hablarnos una de ellas. Se nos erizaba la piel mientras ella nos decía que se acercaba el momento de votar y teníamos que hacerlo con alegría porque eso significaba que estábamos en democracia. Escuchábamos sus palabras, abrazándonos, y yo sentía la preocupación, la angustia en nuestros abrazos, pero también sentía la ternura de formar parte de una comunidad resiliente, sobreviviente como ninguna otra. Porque cada marcha es un triunfo de una construcción social, cultural y política colectiva de la comunidad LGBTIQ+ que es necesario fortalecer para que el orgullo siga siendo una respuesta política a la vergüenza, la violencia y la exclusión. Nos mueve la empatía y la solidaridad que ha fortalecido nuestras redes contra los embates de la violencia cis-heteropatriarcal.

Para marchar habíamos preparado carteles con consignas que dejaban bien en claro nuestros reclamos: “Mis Derechos no se Negocian”, “Orgullo es Democracia” y “Educación Sexual para Decidir”. En realidad, no esperaba que les jóvenes estuvieran interesades en llevar pancartas durante la marcha. Pensé que preferirían bailar sin preocuparse de cargar nada.  Sin embargo, lo hicimos igual. Había que reclamar y visibilizar. Cuando levantamos los carteles, me sorprendió cómo rápidamente, se acercaban jóvenes para llevarlos bien visibles, y mientras marchábamos, veíamos que gente que no pertenecía a organizaciones había armado sus propios carteles: “No votes con odio”. Estaba claro que no vamos a dejar que nos saquen nuestros derechos adquiridos. 

En esta marcha me tocó llevar junto con otres, una enorme bandera que nos abría paso bajo el lema: “El orgullo es democracia”. Fue una declaración política multitudinaria con alegría en las calles y regresamos a casa con el corazón lleno de amor, pero sin tiempo para descansar porque se venía encima el día de la elección. No paramos de activar. El mismo día de la elección la ansiedad era difícil de contener. 

A muy pocas horas de cerrado el comicio, se conoció el nuevo presidente electo: Javier Milei. Caí en silencio por un buen rato, miré a mi hijo trans de 10 años, mi esposa y yo nos tomamos fuertes de la mano. Mientras el impacto me hacía sentir que el tiempo se había detenido, mi pequeño hijo estalló repentinamente en exclamaciones y sonrisas. Compartió que en el grupo de WhatsApp de su grado escolar, uno de sus compañeros estaba celebrando la victoria de Milei. Sin embargo, otra de sus compañeras de clase respondió con un mensaje poderoso: "¿Por qué estás celebrando? Milei quiere cerrar las escuelas públicas a las que todes asistimos." En ese momento, todo volvió a encajar. Debemos continuar, más unides que nunca, perseverando como siempre lo hemos hecho: con alegría, con memoria, con amor.  Recordemos, la democracia es nuestro orgullo. Porque con ella y solamente con instituciones democráticas fuertes podemos vivir plenamente.

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